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Tengo cita para mostrar el apartamento 403 a las seis de la tarde. Son las cinco y treinta, abro las ventanas y cortinas, veo la vista del barrio y de pronto me asalta un miedo. No contaba con que el apartamento no tendría luz. Los tacos no funcionan y en la oficina nadie contesta. Toda clase de pensamientos asaltan mi cabeza. Confiemos en que no pasará nada.

Suena el citófono anunciando a Juana y Esteban. Mi mente empieza a saltar de aquí para allá, de pensamiento catastrófico a otro, como un mico incansable, la monkey mind de la que tanto hablan. Me doy la bendición y refuerzo con una bendicioncita en la frente, otra en la boca y otra en el pecho por si acaso.

Están subiendo en el ascensor.

Tocan la puerta. Abro con expectativa y saludo a una pareja joven menor de treinta y tres años. Me presento, mucho gusto, encantada, vengan y les muestro este apartamento tan bonito. La historia se empieza a desenvolver tanto como yo. Me siento segura, extrovertida, con confianza como si esto lo hubiera hecho desde que nací. Les muestro cada rincón, cada cajón y guardadero, no me falta el closet que esconde lugar para la lavadora con colgandero de ropa.

Y ellos, empiezan a desenvolverse también. Pregunto, me cuentan y yo oigo encantada.

Cada uno vive en su apartamento. Ahora quieren un nosotros y un apto nuestro no tuyo o mío. Llegaron con la energía del cambio y la ilusión de compartir un lugar juntos. Los 54 m2, dos cuartos, dos baños, cocina tipo americano, sala con ventanal y balcón son perfectos para ellos.

La visita tardó media hora, no más. Es que no hay mucho que ver en un espacio tan reducido, pero es mucho lo que hay que sentir. Ellos se fueron y me encantaron. Creo que el apto es perfecto para ellos y ellos son perfectos para el apto. Qué lindo cuando seres están empezando a construir un futuro juntos. Hasta el portero me gustó. Humberto me dio la información y fue muy amable.

Espero que Juana y Esteban vivan ahí y yo me gane la comisión, pero sin duda espero que encuentren un sitio divino para ellos y que sean muy felices.

Esa visita me recargó con toda la energía de ese aspecto laboral que había perdido hacía años.

Espero que todo siga bien. Corazón, corazón corazón.