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Uno entra a un apartamento y empieza a labrar una relación con él. Se imagina quién vivió ahí, porqué ya no lo hace. Uno es intrusivo porque se cuela en todos los rincones. Abre puertas y cajones buscando que funcionen bien, que estén en buen estado para no tener sorpresas luego. Lo recorre y se imagina, tal vez, la decoración perfecta para ese rincón al que le entra la luz de la tarde. Uno entabla una relación porque quiere que le guste el apartamento y cerrar un negocio diciendo honestamente que qué lindo es este lugar; uno quiere llegue un buen comprador o inquilino porque el sitio es bonito y está bien mantenido. Hay silencio cuando uno entra y sus pasos se oyen con eco. Los perros de los vecinos acompañan la escena, ventanas abiertas igual que cortinas para q entre la luz, las hadas protectoras. Entonces uno nota un bombillo led desenroscado en mitad del techo de la sala. No hay problema, es fácil de arreglar se dice a sí mismo. Se acerca y queda en ángulo cenital y detall...